Navidad con Intrusos

Existe un sentimiento colectivo de una pérdida extraña, de una vida pasada que no volverá, de añoranza hacia un tiempo donde las cosas fluían sin más. 

Este año las fiestas se sienten como lo vinieron relatando todos los años mis padres y las tías: “Ya casi no hay espíritu navideño en las personas, se ven menos lucecitas colgadas y menos emoción por las fiestas”. 


En casa festejamos la navidad solo entre los cuatro integrantes de mi familia: mamá, papá, mi hermana y yo; se siente un vacío. Ponemos la mesa, arreglamos la sala de estar y preparamos la comida para la medianoche. 


Entre el ir y venir me cuestionaba ¿Qué tanto sentido tiene la navidad?. Sentía tristeza y quería echar a llorar porque hoy la navidad se va a sentir solitaria, aunque estemos entre cuatro personas.
Hay un sentimiento raro acerca de no escuchar a las tías reír por los comentarios de mi papá, de no ver a la abuela sonreír por primera vez en todo el año tras un vaso de sidra, de no compartir con mis primos y que nos encontremos entre carcajadas por los comentarios de los más grandes en la mesa.

Me muevo con desgana por la casa, sin ganas de vestirme, y siento que en cualquier momento me podría echar al suelo a chillar.


Es agotador estar en el mismo lugar de siempre sin compañía ajena para pasar una fecha especial. Agotador para mi mente. Si bien no vienen familiares, llegan extraños a la casa, ya ni tan extraños porque los estuve recibiendo todo el año. Ellos me hacen miles de preguntas acerca de la noche de hoy: ¿Qué sentido tiene?, ¿Por qué siquiera estamos de fiesta si en casa no creemos mucho en la religión?. Los ya conocidos intrusos me hacen cuestionar siempre, no me dejan disfrutar de las fechas especiales. 


Me encuentro indecisa entre si vestir formal o no para la cena de medianoche, entonces le pregunto a mi hermana:

- ¿Para qué nos arreglamos si nadie nos va a ver?

- Yo me arreglo para mí.


Y pensé que era un motivo válido, yo quiero vestirme para mí y al menos sentir que puedo estar bien por fuera. Los intrusos me tienen que ver bien, puede que decidan largarse por un rato en esta noche de celebración. 


Pienso en las falencias de esta noche no tan buena, en los intrusos, los malditos intrusos que no me dejan ni aunque me vista bien. 

Llega el momento de la cena y hablamos con mi familia acerca de la cena, los vecinos, los parientes. Los intrusos se largan ante tanta distracción y yo termino por disfrutar de la noche. 

Terminé pensando que tal vez, el sentido de esta navidad no sea celebrarla con toda la familia, en comunidad, con toda la emoción y felicidad esperada de siempre. Tal vez el sentido se encuentre en saber apreciar la fecha a pesar de sus posibles ausencias, carencias, y diferencias, recibirla como todas las cosas que cambian con el tiempo y que debemos terminar por aceptar.


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